- Fomentar en nuestros alumnos valores como el respeto, la tolerancia, la honestidad, la solidaridad y la cooperación.
- Buscar las formas más adecuadas de resolver los problemas.
- Hacer que los niños se sientan conectados en una clase y una institución que está estructurada como una comunidad.
- Despertar sentimientos de superación y formación de la autocrítica.
Cuando la clase está organizada como una comunidad en vez de basada solamente en una autoridad jerárquica, emerge el espíritu de grupo. En dicho ambiente los alumnos pueden practicar el humor, la solidaridad, la tolerancia, el respeto y percibir el valor del esfuerzo persistente.
¡ Y así compartimos nuestro trabajo!